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Formas de volver a casa

5:00 AM, November 11, 2024

Ficción

Alejandro Zambra(Biografia)

Puntaje: (5)

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Manuel Enríquez

Formas de volver a casa


«Aunque queramos contar historias ajenas terminamos siempre contando la historia propia.» Esta es una de las citas que mejor resume Formas de volver a casa. Zambra, a través de sus personajes, evoca muy intensamente sentimientos que se tienden a ocultar, plantea preguntas que pocos se han atrevido a preguntar, explora, en fin, un territorio triste, devastado por la violencia de la dictadura, por los terremotos, por las desapariciones, por las mentiras, por la insensibilidad y por la indiferencia. Hace justicia, en cierto modo, para los hijos de la dictadura.

La novela cuenta la historia de un niño durante la dictadura de Pinochet. El niño no entiende qué sucede, por qué algunas cosas son como son. Está muy bien lograda la voz del niño. Recoge muy naturalmente su humor y su inocencia. Unas páginas después, se revela al escritor. Al protagonista adulto, que escribe en el diario, haciendo recordar un poco al autor chileno Bolaño de Los detectives salvajes. De pequeño había conocido a una vecina, Claudia, cuya familia tenía problemas con la dictadura. Y una vez adultos, ocurre un reencuentro, acompañado de muchas preguntas. Y al final se torna una reflexión sobre la escritura, el protagonista reflexiona sobre una novela que está escribiendo, dando la impresión de que se refiere a las primeras páginas del libro. Desnudando su propia construcción.

El tono con que está escrito Formas de volver a casa es muy nostálgico, y poético, sobre todo por la presencia de oraciones cortas y lapidarias. Así, es un desafío a la lectura tradicional: casi todas las oraciones son tan memorables que casi todo el libro podría ser subrayado (en mi tercera lectura, tenía casi todo el libro subrayado). El humor es sumamente astuto, original, acaso inocente a veces. Como una vez le comenté a una amiga: este libro está hecho para hacernos llorar, para que luego sequemos nuestras lágrimas riéndonos.

Es admirable como Zambra logra articular diálogos que, aun siendo muy realistas y poco forzados, suenan poéticos, memorables, lapidarios. Que prescinda de las comillas y de los guiones, que se detenga en detalles sumamente innecesarios e infantiles también contribuye a la creación de aquella atmósfera.

Además de la dimensión histórica de esta novela, también aparece una dimensión política. A lo largo de la novela aparecen muchísimas críticas hacia la política y a la sociedad contemporánea. Desde los grafitis con insultos a Pinochet que aparecían al inicio, hasta la crítica a los académicos cuando se habla de la memoria histórica. Es, en suma, una obra monumental de la literatura chilena.