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1:41 PM, October 17, 2022

Ciencias Sociales

Luciana Reátegui, Alvaro Grompone y Mauricio Rentería

Puntaje: (4.5)

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Alvaro Juvenal Peña Camiloaga

¿De qué colegio eres?


La investigación de los autores parte de un mapeo rápido sobre los centros educativos a los que adscriben los directores y gerentes de las principales empresas del país. Se creó una base de casi 400 personas, pero solo se obtuvo información de toda la trayectoria educativa de 94 de ellos (hombres y mujeres). Los hallazgos pretenden evidenciar de qué forma los colegios tradicionales de la clase alta terminan siendo protagonistas en espacios de poder -como lo son las empresas elegidas para el mapeo- y los mecanismos que se ponen en marcha para garantizar su reproducción.

Así, los colegios de estudio se dividen en dos categorías: tradicionales e internacionales. Los primeros destacan por el énfasis que tienen sobre la formación de líderes en los espacios locales de poder económico y político, con un fuerte componente religioso y de valores cristiano-católicos. Los últimos, en cambio, destacan por el protagonismo que tiene el inglés en su oferta académica, por su enfoque internacional y cosmopolita, así como por la posibilidad de realizar el programa de bachillerato.

Por un lado, es importante definir el término “cultivo concertado” (Anette Lareau 2003). Este se puede describir como el involucramiento de los padres de familia de clase media estadounidense que buscaba distinguir a sus hijos respecto de los de hogares de menos recursos. A través de su participación en clubes privados, actividades deportivas o talleres artísticos o académicos estructurados, se pretende desarrollar y potenciar las habilidades cognitivas y sociales de sus hijos.

Gracias al término “cultivo concertado” podemos entender el porqué de la amplia oferta de actividades extraacadémicas y deportivas que estos colegios ofrecen dentro de sus instalaciones, que genera tanta atracción en las élites. Se busca establecer una distinción con el resto de clases y promover el máximo uso de las habilidades e intereses, la confianza y las ambiciones crecientes de sus hijos. A pesar de que las familias son las protagonistas en este proceso, las instituciones educativas son aliadas fundamentales.

La admisión a estas instituciones consiste de un filtro riguroso para los estudiantes y sus familias. El proceso de postulación está compuesto por el factor económico y el social. Las familias deben pagar una cuota de admisión no reembolsable (puede superar los $10,000), a parte de las elevadas mensualidades. El otro requisito es que las familias sean recomendadas por alguna persona que haya estudiado en la institución, evidenciando la relevancia de las redes de contacto -o capital social-. Estos mecanismos de selección aseguran una cierta homogeneidad en el grupo de estudiantes y familias que son admitidos. Se comparte un nivel de ingreso, estilo de vida y estatus social similar entre sí facilitando, de este modo, la cohesión.

Por otro lado, la vida cotidiana de las familias de la clase dominante se organiza en torno a circuitos muy específicos que facilita el roce de codos entre estas y los aparta del resto de personas. Todos los entrevistados aseguraron haber vivido en un puñado de distritos: San Isidro, La Molina o Miraflores. Las instituciones educativas, los centros laborales y los espacios de ocio que frecuentan también se encuentran ubicados, en su mayoría, en estos tres distritos. También, los clubes de los que son socios y las playas que visitan son espacios mucho más exclusivos en su composición social y permiten, por lo tanto, una alta homogeneidad social de clase, es un subuniverso de esparcimiento entre iguales. Se mencionó al Club Regatas Lima, Club Nacional, Country Club Villa o el Real Club de Lima. Dado que las familias también frecuentan estos espacios, es común que los padres y madres de familia formen grandes amistades por las relaciones de sus hijos.

La cultura y los valores que las familias promueven como legítima suele ser transmitida a cada generación. Una característica que resalta en las familias de clase alta son los niveles educativos de las generaciones mayores. Las reuniones familiares de los fines de semana en casa de algún familiar, usualmente en la de los abuelos, son una fuente de capital social muy significativa. Con respecto a la estructura familiar, los entrevistados delimitaron una división por género de las labores del hogar. Por un lado, las mujeres son descritas como “administradoras del hogar” y valoradas por la devoción y el cariño con que se dedican a sus familias. Los hombres, en cambio, aparecen en los testimonios como los héroes de la familia. Y se les valora por su labor de proveer los recursos económicos en el hogar.

Con respecto a la construcción del género, los testimonios señalan unos perfiles o modelos ideales de ser hombre y mujer que se presentan durante la etapa escolar a los estudiantes. Estos se deben seguir para ser “exitosos” en los distintos espacios de la vida adulta. El poder y el dinero son los principales ejes de la masculinidad. Asimismo, entre los hombres existe una vigilancia sobre la demostración de la masculinidad, pues se critica a quien no actúe y se desenvuelva de forma no masculina. No tener dinero, ser tímido o “amanerado” son características que se alejan del ideal de hombre poderoso, heterosexual y con dinero. Es común que se les llame “cabro”, “gay”, “maricón” o “pavo” a quienes trasgreden el mandato masculino.

En los colegios tradicionales de mujeres, destacan como ejes de la feminidad la decencia y el recato. Más de una entrevistada mencionó un control institucionalizado sobre el cuerpo de las niñas a través del uniforme escolar. Lo que se denomina como una buena presentación personal se traduce en estar “bien vestida” y la buena conducta como el recato. Asimismo, el mandato de “pureza” y la maternidad en el marco de una unión matrimonial es algo establecido e implícito en su formación. En los internacionales, en cambio, se imparte un enfoque de liderazgo y competitividad con sus pares masculinos, se abraza la maternidad, pero se rechaza la dependencia de un hombre. Esta es una diferencia importante con las mujeres de generaciones mayores, como sus mamás.

En una misma línea, el espacio ajeno al colegio es donde ocurre la cohesión del grupo, en específico, las fiestas y los espacios exclusivos a los que asisten. Es ahí donde también suelen conocer personas con las que inician relaciones amorosas. Una práctica “típica” son las salidas a centros comerciales o espacios públicos bastante asociados a la gente de altos ingresos. La vida nocturna se caracteriza por reuniones o fiestas en casas de los miembros del colegio o salidas a las discotecas exclusivas de moda en Lima. Durante los veranos vacacionan en Asia y, quienes no tienen casa de playa, son invitados por quienes sí. La modalidad de entrada a las fiestas son las listas y, para conseguir que su nombre esté ahí, los jóvenes deben valerse de su red de contactos. De este modo, restringiendo el acceso a jóvenes de otros entornos sociales.

Así, muchas de las amistades que se dan en estos espacios exclusivos desencadenan en relaciones afectuosas: homogamia. Cuando los jóvenes conocen personas fuera del colegio, estas pertenecen al grupo social extendido, es decir, un circuito de colegios de clase alta limeña. La tradición es que los colegios de hombres se complementen con los de mujeres y se establezcan vínculos entre sí. Tras realizar un listado de los vínculos conyugales y de convivencia de los entrevistados se halló que las parejas pertenecen a esos colegios o son de proveniencia extranjera. Se puede concluir, de este modo, que el circuito por el que transitan los entrevistados es bastante compacto y restringido no solo en relación con lo físico, sino también en lo afectivo.

La etapa universitaria se mantiene en instituciones de prestigio, ya sea en universidades locales o extranjeras. La familia ocupa un lugar destacado en la etapa de elección de la universidad y la carrera que se va a seguir como durante el transcurso de los estudios superiores. En el plano profesional, el padre es el modelo a seguir. Él provee de su apoyo económico incondicional para el desarrollo académico de los jóvenes y, para el profesional, de su experiencia laboral y red de contactos.

Los entrevistados aseguran que los vínculos con sus compañeros de la etapa universitaria son más débiles y menos frecuentes. Existe un sentimiento de alienación con los demás compañeros de estudio, pues aparte de los voluntariados son pocas las situaciones en las cuales los entrevistados recuerdan haber experimentado situaciones de interacción con personas alejadas a su entorno social, esto se debe a que la vida familiar y la experiencia escolar despliegan un circuito muy reducido de lugares que congregan casi exclusivamente a miembros de la clase dominante.

Debido a esto, la universidad se presenta como un lugar excepcional y de encuentro directo con personas y realidades que ignoraban. Sin embargo, esta apertura tiende a privilegiar a los sectores medios consolidados, pues los menos privilegiados se encuentran, siendo optimistas, subrepresentados en las aulas de las universidades mencionadas en las entrevistas: Universidad de Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad Peruana Cayetano Heredia y Universidad del Pacífico. A todas las caracteriza su prestigio académico y sus elevados costos. La ilusión de diversidad es más aguzada mientras más privilegiado y hermético es el origen social del observador.

Esta nueva experiencia no supone un alejamiento del entorno de la clase dominante, pues incluso en la universidad, suelen tener más contacto con personas provenientes de sus mismos colegios o afines. Todo lo que corresponde con la vida social de un joven estudiante, como salir a divertirse o viajar, suele permanecer atado a los grupos del colegio, las relaciones con sus compañeros universitarios se circunscribe al espacio universitario. Además, esto se evidencia en el poco interés o desconocimiento de actividades sociales, culturales y políticas, así como de las organizaciones estudiantiles dentro de sus universidades. La mayoría de los entrevistados percibían los estudios de pregrado como el eslabón menos significativo de su experiencia educativa.

En cuanto a los jóvenes que siguen estudios superiores en el extranjero, el sentimiento de encontrarse fuera de lugar no resulta en estas formas de aislamiento. En este caso puede que, aunque separados por tradiciones nacionales y culturales diversas, los jóvenes de clase alta de distintas nacionalidades tengan más posibilidades de encontrar afinidades entre ellos que con sus connacionales de diferente origen social. La experiencia educativa resulta distinta dependiendo de la orientación vocacional. La alienación con la comunidad universitaria era mayor en las carreras ligadas al mundo de los negocios y empresas, así como en la medicina y el derecho. Se evidenció una mayor integración con la comunidad universitaria en las artes y humanidades.

La importancia de las redes familiares y vínculos de parentesco para acceder a las primeras -o no tan primeras- experiencias laborales es significativo. El colegio de procedencia representa una marca de distinción que puede facilitar significativamente el acceso a determinados espacios. Otra modalidad aparece cuando la postulación a un trabajo se ve facilitado por el hecho de ser egresado de dichas instituciones de élite, en tanto define una relación de afinidad y cercanía cultural que aumenta las posibilidades de ser contratado.

Es curioso un aspecto que resaltaba en todos los testimonios, el cual era el hincapié que se hacía al esfuerzo propio desplegado a lo largo de su carrera ascendente en la empresa. En algunos testimonios era una combinación de contactos o posición social previa y el mérito, mientras que en otros se privilegia la narrativa de mérito para oscurecer los soportes y habilitadores que emergieron en momentos críticos de la trayectoria postsecundaria. La meritocracia es un discurso fuertemente internalizado por los entrevistados, tanto el mérito suyo como el de sus padres para hacerse de los recursos materiales que les permitió esa holgura económica.

Los autores concluyen que el discurso meritocrático obnubila la existencia y la reproducción del poder y el privilegio. En tal sentido, hablar de meritocracia acríticamente legitima un sistema que reproduce el privilegio, y, en el camino, salvaguarda a quienes acceden a las posiciones de élite a partir de su pertenencia previa a estas filas. Varios elementos de la investigación apuntan hacia la conclusión de que las posiciones de prestigio que ocupa la élite limeña empiezan a perfilarse, además del entorno familiar, en los primeros años de la vida educativa.

Finalmente, el mérito es un manto legitimador importante: sin embargo, resulta claro que un conjunto de factores extra meritocráticos han sido y están continuamente siendo movilizados para asegurar que individuos provenientes de entornos prestigiosos tengan probabilidades muchísimo más altas de alcanzar posiciones de élite respecto de cualquier otro individuo ajeno a este medio.